sábado, 25 de octubre de 2014

La obsolescencia programada

Para realizar una opinión personal acerca de la obsolescencia programada, primero tendríamos que definir qué es.

Podríamos definir la obsolescencia programada como la planificación del fin de la vida útil de un producto, de tal forma que, tras un periodo de tiempo calculado por la empresa o el fabricante, se quede inservible.

(Opinión personal de Jesús): Sabiendo esto, personalmente, opino que la obsolescencia programada es, en pocas palabras, una estrategia comercial que se emplea para que los fabricantes logren obtener mayores beneficios económicos, pues si un producto queda inservible tras un periodo de tiempo, el consumidor está "obligado" a reemplazarlo comprando uno nuevo.
Pese a que esto no me parece ético, sí que me parece lógico: todas las empresas quieren ganar dinero, y han encontrado en la obsolescencia programada una forma de aumentar sus beneficios, por lo que es "normal" que a menudo empleen esta técnica.
Sin embargo, como consumidor, obviamente no estoy de acuerdo con la obsolescencia programada. Con el paso del tiempo la tecnología ha ido mejorando y, en los últimos años estas mejoras han sido espectaculares. Por ello, me gustaría que ésta tecnología se empleara para, por ejemplo, introducir mejoras en los productos: mayor eficacia, mayor duración... y no lo contrario.
No obstante, también veo una parte positiva en que la obsolescencia programada exista: Si compráramos productos que duraran para siempre, ya no necesitaríamos tantas personas que crearan estos productos y que los vendieran. Sin embargo, si los productos que compramos se rompen con el paso del tiempo, necesitaremos que otras personas continúen creando nuevos productos y poniéndolos en oferta; por tanto, en mi opinión, gracias a la obsolescencia programada hay más trabajo.
Así, también he de añadir que, en parte, por culpa de la obsolescencia programada, en cierto modo las empresas no nos dejan decidir libremente sobre nuestras compras, ya que, en parte, nos obligan a comprar nuevos productos cuando los antiguos quedan inservibles: deberíamos decidir libremente si los objetos que compramos tienen que venir con "fecha de caducidad".

En definitiva, opino que la obsolescencia programada es una especie de negocio al que tendríamos que poner fin o, al menos, cambiar en cierta medida para que las personas no nos veamos obligadas a comprar nuevos productos cada cierto tiempo.

No obstante, cabe añadir que, ejemplos de obsolescencia programada podrían ser las baterías de los móviles (las cuales antes duraban mucho más que ahora), los ordenadores, las impresoras, o incluso los automóviles (en los años 50 y 60, la vida útil de un coche era el doble que en la actualidad, cuya duración media no supera las tres décadas).

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